INDUSTRIA DEL CANNABIS UN LLAMADO A REGULAR SU USO

Regulacion del cannabis en Colombia

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INDUSTRIA DEL CANNABIS UN LLAMADO A REGULAR SU USO

Posterior a la coyuntura que refleja nuestro país a nivel político y social, las empresas privadas no agremiadas de inversión nacional de cannabis medicinal, hemos de manifestar de manera formal nuestro sentir y resonancia con los diferentes llamados que han hecho los diferentes asociados del gremio, y es la necesidad de exponer la realidad de esta industria que depende netamente de la acción de las diferentes entidades a las cuales nos dirigimos, que al día de hoy percibimos con cierto nivel de indiferencia y subvaloración del contexto real y particular de las regulaciones que esta industria merece.

En su artículo primero, nuestra carta magna consigna un estado social de derecho, con el cual, de la mano del estado, los colombianos pretendemos construir nuevas relaciones con la naturaleza basados en principios y valores como la vida, la prevalencia del interés general sobre el particular, la solidaridad, la protección de las riquezas culturales y naturales, la dignidad humana y la participación ciudadana.

Dicho esto, vemos como hoy en día la política de drogas en Colombia, en su intento por desarticular el narcotráfico, apuesta por una “guerra contra las drogas”, que con diferentes métodos de control hasta ahora deja altos niveles de gasto público, pero de baja eficacia, y del mismo modo, nos enfrenta a nuevos retos de índole ecosistémico y de salubridad pública. A recordar sobre los principios de la política esta debe ser dinámica, y le corresponde la obligación de dar paso a la evolución teniendo en cuenta los intereses de los administrados. Es por ello, que nos concierne a cada uno de los actores en esta cadena productiva, investigativa y generadora de riqueza hacer parte del cambio, siendo una industria de nivel PAÍS.

Teniendo en cuenta el primer artículo constitucional, corresponde al estado colombiano tener en cuenta que las relaciones comerciales hacen parte del adecuado ejercicio de las libertades individuales.  Y es de este modo que conviene generar políticas inclusivas que den su respectivo lugar al mercado legal de cannabis, desligando sucesivamente los efectos negativos desde la investigación científica y el desarrollo empresarial, integrando una política de drogas socialmente responsable y sin menoscabo de la educación que el bien mayor para la humanidad aspira.

Nos encontramos incluidos a esta industria gran cantidad de actores de las diferentes regiones, y todos apelamos a la apertura y trabajo conjunto con el estado para forjar una mejor historia para el pueblo colombiano, un contraste positivo para la antigua novela del narcotráfico.

Con el compromiso que han sido entregadas las licencias de cultivo y fabricación de derivados de cannabis, y con la confianza que ha sido depositada en el estado solo queda esperar. Nos encontramos en un punto de inflexión en el cual se deben favorecer la creatividad y la solución a diversas problemáticas. Retos que suponen posibilidades de crecimiento y expansión, y deben ser abordados desde procesos innovadores que como país darán lugar a la transformación del agro colombiano.

Hemos de encontrar que la relación milenaria del cannabis con el ser humano trascendió a través de la historia en transformaciones importantes para la evolución de la raza y permitió consolidar importantes economías y con ello beneficios de gran fundamento para la sociedad. Igualmente, la planta medicinalmente ha permitido equilibrar los niveles de existencia y eso ya está comprobado. Siendo de gran provecho en sus diversas presentaciones, la sociedad la necesita, la busca y la seguirá reclamando. Es por esto que el estado está llamado a regular su uso, mejorando el discurso prohibicionista con responsabilidad social y educación. Sin esto, veremos como se continúa posicionando el comercio ilegal a la par de sustancias psicoactivas de alto grado de perjuicio para la salud, y con esto, la financiación de grupos ilegales que seguirán interfiriendo en la salubridad, seguridad y sostenibilidad de numerosos sectores del país.

Con argumentos estadísticos y científicos, encontramos que aún en su uso tradicional, el cannabis está permitiendo el tratamiento y mejora en la calidad de vida de los usuarios que día a día disponen de sus bondades. Por ello, en materia de salud pública, el estado también está llamado a permitir una industria legal que genere material de calidad para consumo. Hagámoslo aprovechando las ventajas competitivas que como país la historia nos ha dejado. El mercado de cannabis debe estar enmarcado por una regulación de acceso que sin duda nos traerá mejora continua del pueblo y para el pueblo.

Desde las diferentes empresas y personas que seguramente están alineadas a esta idea, manifestamos que queremos ser parte de la solución. Que estamos dispuestos a cooperar de manera articulada y complementaria las diferentes condiciones que el gobierno crea convenientes para la prevención de los daños a la salud, integrar las posibilidades de la medicina alternativa, generar tributos de gran significado y contribuir a la educación de nuestra sociedad, permitiendo así la transformación positiva de Colombia. Nos apropiamos de la oportunidad de cambiar la historia siendo potencia o veremos como pasa desapercibida esta ventaja competitiva.

Artículo escrito por: Alexander Castaño

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